Diana

Pablo A. Chami

¡Por fin lo termino! A ver si quedó bien, leamos: "Se necesita cadete para tareas bancarias y trámites. Presentarse en Olazabal 7620 de 9 a 18 horas". Sí, okey, quedó bien, ahora hay que ver que dice el Jefe, espero que esta vez esté conforme. Y estuvo. Todo bien, y lo publicamos en el matutino, y por ese aviso vino Sergio. Se destacaba entre la multitud que contestó. Lo recuerdo alto y rubio, de ojos vivaces, con estudios comerciales completos y buenas referencias. Me gustó a primera vista. Consulté con el Chif. El tenía algunas dudas, no se por qué, yo insistí y lo tomamos bajo mi responsabilidad. Quien no manejó nunca una oficina, no sabe lo que es tener un buen cadete. Soluciona todos los problemas de trámites, que siempre son muy complicados, y los bancos, y las colas. En las dos primeras semanas arregló el lío de la aduana, que nadie podía resolver. Pero al mes no se cortó el pelo. Se lo dejaba largo y ataba la colita con una cinta. Le dije que al Chif no le gustaría, que se lo tendría que cortar, pero él no se inmutó. Cara de piedra. Y el Chif (raro) no dijo nada. Y al tiempo se puso un arito en la oreja izquierda, y cambió el traje por jeans y campera. Seguía tan eficiente como siempre, pero los clientes me cargaban a mí por teléfono. Me preguntaban quién era ese roquero que tenía como cadete. Claro, porque el cadete es la imagen de la empresa. Él es quien da la cara delante de los bancos y visita a los clientes para cobrar. Y un día me pidió permiso para no venir, porque tenía un recital. Me dijo que tocaba la guitarra con unos amigos y que se presentaban en el club del barrio. Bueno, por un día que no venga me lo aguanto, no pasa nada, con tal que no se repita. Después de las vacaciones de verano vino con musculosa y un tatuaje en el brazo, y dos aritos, y faltaba; casi todas las semanas tocaba en algún baile. Y los lunes faltaba. Y el Chif me presionaba. Hay que despedirlo, me decía, falta mucho y da mala imagen a la empresa. Pero no teníamos motivo para un despido. Seguía siendo muy eficiente, y si un día no venía, el siguiente trabajaba doble y sacaba todo el trabajo atrasado. Además, le tomé cariño, como a ese hijo que nunca tuve. Él correspondía contándome sus confidencias los días que el Chif no estaba. Yo no sabía como resolver el problema. Por un lado el Chif quería despedir a Sergio y yo lo amaba, por supuesto, como una madre que quiere a su hijo. Hasta que vi el aviso. Decía: "Se necesita guitarrista equipado y con experiencia, para el grupo Trauma. Discar el 394-6886 (Fernando), 773-6451 (Esteban) y 864-8261 (Dona)". Convencí a Sergio que podría ser un profesional, que se contactara con este grupo, y que seguro tendría un éxito formidable. Y sí, hoy es primera guitarra del grupo Trauma, ese que esta por Canal Nueve de T.V. Y Sergio, que renunció por fin al trabajo, me quiere ahora como a una madre.




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