8 de marzo.
Consideraciones.
Algunas reflexiones sobre el
Patriarcado.
por Liliana Mizrahi
Los griegos
(nuestros pobrecitos griegos de hoy), sus ancestros crearon las formas externas
reales en que la sociedad humana podaía o no, sería gobernada.
Fue en los
siglos IV y V antes de Cristo.
Se detuvieron
a pensar la tiranía, el despotismo, la dictadura, la oligarquía, la democracia,
la monarquía.
Me detengo en la oligarquía: el poder de unos pocos, y
la asocio al patriarcado.
Los pobrecitos
griegos de hoy, (6000 suicidados) se deslizan y caen por el tobogán embarrado,
por donde cae también España, Portugal, Italia, el tobogán que impone la oligarquía financiera que estáconduciendo
Europa.
En la
oligarquía y en el patriarcado, unos pocos, no elegidos ni representativos de
la mayoría, sólo algunos, imponen autoritariamente sus criterios al resto de la
sociedad sin importarle los resultados, la repercusión de sus criterios.
El patriarcado
es oligárquico o pretende serlo. Pocos, que manejan la vida de muchos, matan, o
inducen a matarse en una guerra sutil e invisible. Una matanza.
Y en esa
sociedad embrutecida y deshumanizada por tanta codicia y tanta finanza, ahí estamos
las mujeres atravesadas por el autoritario, despótico poder patriarcal,
encarnado en varones y mujeres. (Léase Merkel)
La oligarquía,
la tiranía, el autoritarismo, la dictadura del dominio patriarcal van de la
mano, arrastran varones, mujeres, niños, ancianos, árboles, ciudades, pueblos,
cultura, salud, educación, ética, valores humanos. La deshumanización es
creciente.
No les importa
nada, eso es una oligarquía patriarcal: un sistema que no quiere perder sus
privilegios, su impunidad, está centrada en sus intereses y adora el statu quo.
No les
interesa verdaderamente nada de los otros: ni de las mujeres necesitadas de
leyes que las liberen de la obligación de maternidades no deseadas, siendo
siempre la variable de ajuste de la pobreza, de la miseria, de la injusticia.
Ni de los niños abandonados, ni de los abusados y abusadas de todas las formas,
ni de los pobres de toda pobreza, de los miserables del mundo, ni de los
enfermos, ni de los despatriados, ni de nadie salvo de ellos/as mismos.
Las mujeres democráticas
demostramos todos los días, que somos fuertes, creativas, luchadoras, ávidas de
aprender y crecer, de ampliar nuestra conciencia. Atentas. Concentradas.
Corajudas. Osadas.
Las mujeres
patriarcales demuestran todos los días, lo rígidas que son, inflexibles,
deshumanizadas, ignorantes del dolor del otro. Sordas. Desagradecidas.
Ignorantes.
Las mujeres
somos capaces de superar infancias difíciles y dolorosas, juntándose a otras
mujeres para crecer solidariamente. Escuchan y aprenden. Evolucionan.
Empezamos a
reconocer nuestra propia voz cuando se levanta y denuncia injusticia, crímenes,
el despotismo sobre nuestros cuerpos y sobre nuestras cabezas. Aprendemos a ser
críticas, lúcidas a ultranza, comprometidas.
Las mujeres
patriarcales están irreversiblemente jibarizadas, se ajustan a clichés, obedecen
mandatos, creen en estereotipos, son mujeres de rebaño. Todo estíreglado en la
vida de ellas. No necesitan buscar, porque lo que creen que tienen que hacer,
ya lo saben, porque les ha sido dado de antemano por una autoridad patriarcal
en la que confían. Su lucidez está hipotecada y atrofiada. Son precarias porque
no evolucionan y en ese sentido son peligrosas. Defienden el statu quo, no la
transformación vital que impone el paso del tiempo y de la vida.
El patriarcado
siempre quiso jibarizarnos, con algunas lo logró, pero con otras fracasó.
Nuestra inteligencia crece. Nuestra lucidez avanza. Somos críticas y
autocríticas. Avanzamos porque aprendemos. Leemos entrelíneas. Leemos la
realidad. Reconocemos al opresor/a. Reconocemos la opresión.
Ahora muchos
varones nos acompañan, esto es bueno y nuevo.
Una tarea
posible preparándonos para el 8 de marzo, es revisar nuestro propio
crecimiento, nuestra evolución, o no, para eso nada mejor que:
compararnos…
con nosotras mismas. Es una buena tarea.
Yo hace un
año, yo hace cinco años, yo antes y hoy.
Continuará…