Autodefensa
Autodefensa para mujeres
Por Liliana Mizrahi
Paradigma: ejemplo
o ejemplar.
Esquema formal al que se ajustan las
palabras y conductas.
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¿Sexo débil?
Hemos vivido durante generaciones
creyendo en el paradigma que dice "la mujer es el sexo débil".
Me pregunto: ¿débil para qué? La mujer ha
demostrado y sigue demostrando quién es, en las guerras, y demuestra a diario “ser fuerte”,
en la relación con la realidad.
En nuestro país, las mujeres, “las Madres
y las Abuelas” han enfrentado con valor dictaduras, policías, el ejército
a caballo, han salido desafiantes y plenas de coraje a buscar sus hijos y
nietos desaparecidos. La mujer es capaz de gestar, parir, criar, amamantar
durante años, menstruar con dolor todos los meses. Es fuerte frente al dolor
propio y el ajeno, puede llevar su casa y sus hijos sola y sin ayuda, puede
gobernar un país, administrar, gestionar, puede manejar autos y aviones, puede
enfrentar el peligro y la amenaza…. Entonces ¿débil para qué es?
¿Débil para enfrentar al patriarcado que la etiqueta
débil y le manda obedecer en silencio?
Las mujeres somos fuertes, mucho más
fuertes y creativas de lo que nos dejan creer que somos, porque, (además),
somos envidiadas.
La fuerza de las mujeres es
revolucionaria, cambia las cosas de lugar.
La misoginia y el machismo nos devalúan,
nos denigran, se burlan, insultan, se ríen tratan de debilitarnos y se jactan
cuando nos tienen bajo control… La cultura patriarcal no soporta a las mujeres
fuertes, y menos aun, si además de fuertes son autïónomas e inteligentes y peor
todavía, si denuncian, levantan la voz, revelan la realidad, aclaran las
mentiras, engaños y traiciones de las que son objetos a diario.
Las mujeres fuertes no le temen al
patriarcado.
Para los paradigmas que maneja el
patriarcado: está bien maltratar a una mujer, es bien de hombres y es de hombres bien, para que ellas nunca olviden quién manda, quién es el más fuerte
y a quién hay que obedecer. Que queden las cosas claras, si hay alguien fuerte o si tiene que haber alguien más fuerte, ese es el varón, porque cree que es el
amo y el señor. Y aquí termina la cosa porque esto es algo que no se discute.
Y si cambiamos/transformamos/ revolucionamos este
falso paradigma?
Las mujeres no somos débiles. A muchas
mujeres les gusta “hacerse las débiles”,
porque todo es más fácil y cómodo, pagan con su libertad que es verdadera una
ilusión de protección que es falsa, pero eso no les preocupa.
Si la mujer se fortalece, se empodera,
desarrolla su fuerza y desarrolla su inteligencia, se junta con pares y
descubre que lo suyo-lo personal es
político, crece en lucidez, en conciencia de género, se re conoce como una metáfora de su género, conoce la
historia universal de las mujeres, va adquiriendo y asume en la cotidianeidad
la conciencia de su género y de sí misma, escucha los testimonios de otras
mujeres, lleva sus ideas a la práctica en su casa, con sus hijos, en su pareja,
en la familia, en el trabajo, adquiere independencia económica, es autónoma en
su pensamiento y en su acción… pero igual, sigue siendo débil a nivel muscular,
más débil que el varón y además no sabe defenderse. Esto se resuelve, no es
irreversible.
La capacidad de tener fuerza física y
destreza física implica desarrollar esa fuerza como se desarrolla la
inteligencia y se amplía la lucidez. Estas cualidades se conquistan a diario, como la libertad.
Otra vez: aprender, aprender, aprender.
Quizás tenemos que aprender a manejar los
codos y las rodillas para defendernos de ataques corporales. Tenemos que
aprender hacer alguna toma con los pies para hacer caer al que nos golpea.
Tenemos que aprender a esquivar golpes.
Quizás tenemos que darnos ese permiso,
aprender sin culpa a romper el paradigma de debilidad y sumisión y salir de la
vulnerabilidad en que nos ponen.
¿Tememos tener reflejos adquiridos de
autodefensa que hieran el narcisismo del varón patriarcal?
Quizás tenemos que continuar la búsqueda
de conocimiento de nosotras mismas, salir de toda ignorancia y ver quzá nos pasa aprendiendo alguna tïénica
de “autodefensa”, no son tïénicas de
ataque ni de agresión. La filosofía de la autodefensa es no atacar, pero sí defenderse.
Una amiga mía Laura, cinturón negro de
Tae Kwon Do, me dijo algunas cosas acerca de las artes marciales.
Dijo:
"Los
hombres huelen a las mujeres y saben muy bien con quién no pueden meterse".
“El
aprendizaje del Tae Kwon Do, es una práctica muy divertida e imposible de
aburrirse por todo lo que tenés que hacer: saltar, elongar, caer, levantarse,
correr, dar vueltas de cabeza, más toda la filosofía que te acompaña durante el
aprendizaje y queda para toda la vida. La autoestima
se incrementa, porque una sabe que ciertas cosas violentas ya no le van a
suceder, ella sabe bien cómo
manejarse, tiene instrumentos que
conoce y maneja, digo instrumentos y no armas. Esto incrementa la confianza en sí misma, la alegría de
saber que cuenta con ella, no
depende de que la defiendan, se mueve por el mundo con otra seguridad sobre
ella y otra
autonomía.
A los varones patriarcales no les gusta
esto para nada porque así esto es así, entonces ellos ¿quiénes son?
No, no, no. ¡Inadmisible! Esto debe ser
imposible de creer y aceptar para el patriarcado. ¿Nos igualamos? Para un varón
educado
en la misoginia y el machismo, esto que digo es un delirio violento.
Quizás una loca que induce a las mujeres a la violencia y ahí se arma la
batalla campal entre varones y mujeres. La guerra de los sexos.
No es mi intención. La batalla campal ya
está instalada, ya es y las mujeres, que no saben defenderse adecuadamente, se
mueren en la batalla. Entonces lo que propongo es un cambio sustancial en las
mujeres. Fortalecerlas y adiestrarlas, para que puedan
detener la batalla campal. No hay más sexo débil si las mujeres tienen reflejos
de autodefensa y aprenden a neutralizar a su golpeador.
Ellos aman al “sexo débil” y si se dejan
pegar, ¡mejor!
Yo creo en los límites.
Yo creo que las mujeres no debemos temer poner límites al agresor.
Sea el padre/madre/
esposo/hijo-hija/cliente-paciente/ jefe-jefa
/amante/ vecinos… porque límites
es amor.
Entonces parar la agresión del otro no es
agresivo, es amoroso, porque es un modo de protegerme y cuidarme y cuidar al
otro de su propio descontrol violento y no dejarlo llegar a matarme. Es decirle
al otro basta!
�Basta! No quiero más esto para mí.
Quiero empezar a vivir desde ahí, desde
ese lugar que se llama: NO quiero más esto para mí.
Liliana R. Mizrahi
lmizrahi@pachami.com
septiembre 2012