El
patriarcado jibariza y mata II
Por Liliana Mizrahi
El patriarcado
cree y dice que es democrático, que defiende vidas, que está por los pobres,
que la vida humana, que el no nato, blá blá blá.
El sistema
patriarcal es autoritario, arbitrario, no tiene en cuenta los derechos humanos,
ni la vida humana. Es falso en sus valores, no es humanitario ni progresista,
no se ubica en los ritmos de vida actuales.
Miente. Roba.
Encubre. Mata.
Las mujeres
patriarcales creen que todo lo establecido es perfecto, las normas, la
obediencia, los mandatos, los prejuicios, los clichés, los estereotipos son
reales y verdaderos, auténticos y no se pueden dar cuenta que están encerradas
en una ficción.
Creen en esa
ficción y la confunden con la realidad real, la de afuera, la de otros/as,
además, contribuyen a alimentar esa ficción, legitimándola y continuándola a
través de la educación a sus hijos e hijas.
En las
decisiones del patriarcado, varones y mujeres, no tienen en cuenta la voluntad,
ni la necesidad, ni la vida de los otros. Y ahí, por supuesto, caemos las
mujeres que todavía no tenemos una ley de aborto libre, seguro y gratuito. Es
un atentado a las mujeres pobres, como dijo una jueza. Las mujeres con dinero
que quieren un aborto seguro, van y se lo hacen, no necesitan que sea gratuito
porque lo pueden pagar y si es legal o no, no importa porque igual se lo hacen
clandestinamente.
Al patriarcado
no le interesa la vida de las mujeres, salvo para servirles funcionalmente. Las
mujeres patriarcales necesitan tener la bota fascista sobre la cabeza, como
diría Silvia Plath, la poeta suicidada.
El patriarcado
es traidor. Traiciona la voluntad popular. ¡Qué les importa!
El patriarcado
rompe profundamente con lo popular. Lo rechaza y lo desprecia. Esto se deduce
de sus acciones, decisiones, de su deshumanización, de su insistencia en la
involución a través de que nada cambie. ¡Oh el venerado statu quo! Que tanta
seguridad les da y que pagan con moneda verdadera y que es su propia libertad.
La libertad es
verdadera. La seguridad es una ilusión que venden y que la gente asustada
compra y compra pagando con su libertad.
El patriarcado
no es sólo un sistema cultural de creencias y mandatos. El patriarcado es
político, social, está regido también por la codicia financiera, por los
gobiernos financieros, el mercado es rey y el dinero es dios.
El patriarcado
usa e impone una filosofía capitalista que dice: la sociedad humana no existe
en tanto tal. Existe, en tanto se puede sacar el mayor provecho posible a esa
sociedad humana. Son vidas descartables en tanto dejan de ser funcionales a sus
intereses.
Promueven y
exaltan el individualismo, como táctica que estimula la competencia pero
también desgaja al sujeto de una pertenencia social y así lo debilita, lo
vulnerabiliza. Y así las mujeres…
No se trata de
lo humano, no importa la vida de mujeres, varones, niños. Se trata del mercado,
dios es el mercado, dios es el dinero. De ese modo nos neutralizan.
El patriarcado
de la mano del capitalismo lo que intenta multiplicar, profundizar es la
desigualdad. Desigualdad que las mujeres conocemos muy bien.
Yo creo que la
cabeza del patriarcado está en las iglesias, en los fundamentalismos, en las
leyes que dejan sin protección ni amparo. En la familias que dan continuidad a
esta desigualdad. En la educación elitista. En la salud, en el trato de los
médicos y médicas con sus pacientes que dando paso a la tecnología perdieron la
capacidad de establecer un vínculo con el paciente.
El patriarcado
se camufla. Se disfraza, se encubre, se deforma para no ser reconocido pero
está en todos lados, vivito y coleando.
Está en las
políticas que desoyen la voluntad popular. Está en la xenofobia. Está en los
prejuicios. Está en las creencias inamovibles e irreversibles. En las verdades
consagradas. Está en la juventud jibarizada. Está en los viejos rígidos y
arrogantes.
Está en los
curas, los rabinos, los imanes. Está en la calle, en la prepotencia, el abuso,
la impunidad, la burla, el choque, el acoso, el irrespeto.
El patriarcado
enferma, confunde, altera la realidad, mata en vida o mata mata.
Continuará…
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