Limar Asperezas
Por Liliana Mizrahi
Esta es otra historia real de la comunidad
en que viví un mes.
La comunidad estaba construida en la ladera
de una montaña selvática, la montaña daba a un lago maravilloso. El lugar era
espléndido en cuanto a naturaleza, salvo que había animalitos de todo rango y
color. Eso no me gustaba tanto.
Después de varios días en la cocina me fui
sintiendo mejor. Igualmente me quería ir a mi casa a meterme en la cama, pero
me quedé.
Pasaban los días. Había que levantarse a las
5 para meditar. Después el desayuno, todo natural, fresco, hecho por ellos.
Todo me caía bien y me gustaba. Pero yo igual me quería ir. No les creía que
estuvieran todo el día sonriendo y tanto amor… no lo soportaba, sin embargo lo
que me gustaba era que la estupidez estaba ausente, no había lugar para la
tontería.
Una mañana, cuando se repartían los trabajos
me ofrecieron salir de la cocina e ir a trabajar en la casa nueva que estaban
construyendo entre todos. Acepté y cuando llegué me dieron varias lijas para
lijar los marcos de las ventanas que estaban recién puestos.
El clima en toda la comunidad era de gran
concentración, no se podía hablar tonterías, todo tenía que ver con la
espiritualidad. Ellos los coordinadores nos decían que en cada tarea estábamos
meditando si lo hacíamos concentrados.
Me indicaron cómo lijar y comencé a hacerlo.
Me gustaba y me daba cuenta que cuando me desconcentraba del lijado, me clavaba
alguna astilla. En esa tarea comprobé la importancia de la concentración.
Al rato de estar lijando y lijando, cuando
empecé a sentir que era una tarea inútil, pregunté: ¿qué aprendo con esto? ¿qué
significa espiritualmente?
Los que estaban trabajando conmigo me fueron
contestando:
“En la vida hay que estar constantemente
lijando asperezas”.
“en la vida tratamos de suavizar las
asperezas, las propias, las del vínculo, las de la realidad.”
“muchos vínculos hay que lijarlos y
suavizarlos para no clavarse tantas astillas”.
Lo que me quedó hasta hoy es que en la vida,
realmente, hay que lijar asperezas.
A
veces no es fácil. A veces creamos asperezas y clavamos astillas o nos clavamos
astillas y somos ásperos.
Ellos
en la comunidad decían que lo importante era estar atentos, lúcidos y que no
era lo mismo vivir concentrados que vivir dispersos.
Este fue mi aprendizaje hasta hoy. No me
resulta fácil limar asperezas. A veces no puedo o no quiero hacerlo. Recordar
esta experiencia me hace muy bien.
Les doy mi aprendizaje, si quieren lo pueden
agregar a sus vidas.
Liliana Mizrahi. 2013