El patriarcado es destructor. III


                                                                            Por Liliana Mizrahi

 

Es un momento histórico esencial de la humanidad. Es un momento muy serio,  delicado, grave.

Las crisis sociales se multiplican y son dolorosas. Las protestas son todos los días, en todo el mundo. El crecimiento material y tecnológico tapa, encubre las diferencias y la desigualdad. Las políticas que apuntan y se dirigen hacia una élite oligárquica, son excluyentes, indiferentes a lo social, contribuyen y profundizan la brecha de la desigualdad, son elites autoritarias, represivas, deshumanizadas y militares.

 

En este mundo se inscribe y se apoya el patriarcado, como un sistema de dominio de unos pocos sobre muchos. Y sostiene, desde hace siglos, una serie de prescripciones, creencias, prejuicios, estereotipos, mandatos, juicios y modelos a seguir con respecto a las mujeres, lo que para ese pensamiento significa “ser mujer”.

Una cultura opresiva y reaccionaria en la que muchas mujeres creen y acatan.

No tienen que pensar en ellas, ni interrogarse, ni preguntarse nada. Todo está ya prescripto y decidido de antemano, sólo hay que obedecer.

 

En ese sistema político-cultural, como es el patriarcado, la mujer tiene un lugar desprestigiado, es desvalorizada y sigue siendo objeto de humillaciones, ataques, femicidios, violaciones, embarazos no deseados, acoso sexual y otros ataques.

Se continúa esperando todavía de las mujeres: obediencia a la Ley del Padre.

Silencio, lo más posible.

¿ Será por eso que somos desmentidas y descalificadas en nuestras observaciones o críticas, como si no tuviéramos derecho a pensar, levantar la voz y decir nuestra palabra?

¡ No pienses! Es el mandato último.

 

El patriarcado necesita mujeres sumisas, aisladas, sin voz. No es indispensable que piense, el patriarcado ya pensó por ella. Y ella recibe el pensamiento patriarcal a través de la educación, de la familia, de la escuela, de la iglesia, de los medios.

El patriarcado es una oligarquía que no mira con buenos ojos a una mujer fuerte, independiente, capaz de producir dinero, pensamiento inteligente, investigaciones, descubrimientos, compromiso. ¡No! No es esa la mujer que el patriarcado necesita y no encaja con el modelo sumiso, obediente, callado.

La mujer patriarcal, es la mujer también llamada, “femenina”, dócil, mansa, no registra la violencia que hay en la burla, la humillación y es tal la adoración que ofrece, y recibe el patriarca, que establece un pacto de no-crecimiento para seguir a su lado y ser aceptada.

Esto es así en todo el mundo. Cambia la escala, la intensidad pero el patriarcado está afuera en una sociedad global y está adentro, en la cabeza de varones y mujeres.

 

Varones y mujeres comenzamos a descubrir que tenemos intereses comunes.

 Somos una misma sociedad y tenemos que re inventar alguna forma de convivir con menos malestar, menos desigualdad, más derechos, más justicia, más tolerancia, más negociación y diplomacia.

 

Desde el patriarcado, es imposible pensar en la emancipación de la mujer (y de algunos varones también), en la dignidad humana de la mujer, en el respeto.

Se legitima y naturaliza la violencia de género en la vida cotidiana. Se vive un mundo que está al revés, el violador o abusador está libre y la mujer y los niños son sospechados. El patriarcado desconfía de todo lo que no se atenga a su sistema de funcionamiento y de valores.

 

Una pregunta posible para prepararse para el 8 de marzo es:

 ¿ cómo afectó mi vida el patriarcado?¿cómo fue?

¿qué hice con lo que me hicieron?

 

Continuará…

 

 

 



Puede enviar correo a: Liliana Mizrahi

Volver a Ensayos




Volver a la Pagina de Liliana Mizrahi