Mujeres asesinadas II
(diálogo conmigo misma)
Por Liliana Mizrahi (*)
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—Sigo
pensando Nora Dalmasso... y te voy a leer un texto a ver qué te
parece:
“He sido una muñeca grande en esta casa, como fui una muñeca
pequeña en casa de papá. Y a su vez los niños han sido mis muñecos.
Me divertía jugar con ellos y a ellos les divertía verme jugar
con ellos. Esto es lo que ha sido nuestro matrimonio.”
— Me preguntás ¿quíén creo que lo dijo? En principio
alguna mujer lúcida y lo pudo haber dicho ayer o el siglo
pasado. No creo que haya sido Nora Dalmasso.
—No, no fue ella. Te leí el final de Casa de Muñecas de
Henrik Ibsen, escrita en Noruega a mediados del siglo XIX, 1800
y pico. El marido de esta Nora, el abogado Torvaldo Helmer la
escucha desorbitado, sin poder creerlo y Nora se va para
recuperar su libertad, su autonomía como mujer. ¿Increíble
Ibsen, no? pensá que fue escrito en 1800 y pico.
—Increíble sí, pero ¿qué tiene que ver con la víctima
de Río Cuarto?
—La Nora de Ibsen es una heroína, es una mujer auténtica,
se juega por su verdad, se anticipa a las mujeres que lucharon
por su emancipación. Nora Dalmasso es una antiheroína, decide
vivir gobernada por una sexualidad compulsiva, víctima de un
sistema del que no quiere liberarse. Muere atrapada en su propia
compulsión de ser una muñeca sexual, activa, quizás
desmesurada e irresponsable.
La Nora de Ibsen no quiere para sí una doble vida ni una doble
moral. La Nora de Río Cuarto elige la doble vida y la doble
imagen. No es auténtica, es falsa pero creíble. No logra
liberarse de sus ropas de marca, ni del decorado del country, ni
de la adrenalina que le debía significar su clandestinidad
poblada de amantes, ni de su obsesión por su belleza y su
aspecto juvenil.
—No creo que la Nora de Ibsen tuviera consenso en su época,
lo que hacía era una locura y hoy es algo tan natural. La Nora
de Río Cuarto, sí tenía consenso y admiración, ella misma
debía creerse a sí misma. Ahora bien, yo te pregunto:
¿Por qué estamos todos mirando e imaginando sin poder
sustraernos, habiendo otras noticias mucho más horrorosas e
importantes?
—El mundo del poder y del dinero es excluyente, nos deja
afuera (la ñata contra el vidrio) y eso despierta mucha
curiosidad, fascina, atrae porque queremos saber cómo vive la
gente que “lo tiene todo”, (lo tiene todo aparentemente). El
mundo del dinero tiene mucho glamour, es idealizado, deseado,
envidiado y secreto. Este crimen denuncia y también muestra
algo de ese mundo que normalmente es misterioso y por lo tanto
se sueña, se anhela y se desea pertenecer.
—Estuve releyendo Ibsen y su obra es una clara reflexión
sobre la verdadera necesidad del ser humano de vivir de un modo
diferente del que realmente vive, por eso sus textos tienen un
fondo de desesperación, además de ser tan humanos y actuales.
—¿Vos creés que Nora Dalmasso estaba desesperada?
—No creo, y si lo estaba ni ella se daba cuenta, estaba cómoda
y seguramente contaba con la complicidad tácita o explícita de
su marido. Estas cosas no las hace uno/a solo/a. Estas
realidades matrimoniales son hechas de a dos, si no, no se
sostienen, no pueden tener continuidad. La Nora de Ibsen,
renuncia a esa vida cómoda de muñeca dócil y se va, se
sustrae de la complicidad con su marido y el sistema de ficción
que el marido le propone sostener se derrumba cuando ella quita
su soporte. Nora Dalmasso se queda, suscribe un pacto con su
marido y los dos juegan, están de acuerdo, aunque no lo sepan.
Él mantiene el mandato de no enterarse quién es ella
realmente, es un modo de no enterarse tampoco de quién es él
realmente, entonces se quedan juntos, ni él ni ella dejan la
casa, la familia no se rompe, no abandonan el escenario ni la
vidriera, no lo abandona a él ni a sus hijos (como la Nora de
Ibsen) y todo se detiene y se sostiene en un statu quo, que
supuestamente es estabilidad. Son lo que la sociedad manda: una
pareja estable y una familia unida.
—¿Qué es esto como fenómeno humano? ¿es inconsciente?
—Es un juego (de connivencia) que se juega en las parejas y
en muchos vínculos, es un baile de complicidades, una coreografía,
un pacto de no-crecimiento que ambos suscriben, digamos, debajo
de la mesa.
—Pero el verdadero horror está en otros lados, estuve
leyendo algunas noticias policiales.
Por ejemplo:
“Una beba de 5 meses murió de un cuadro grave de desnutrición
y de abuso sexual con acceso carnal”.
¿No es increíblemente horroroso? Pensá que tenía 5 meses.
Los sospechosos son su madre y su pareja. También sucedió en Córdoba.
—Y la semana pasada murió la adolescente de 16 años,
abusada durante años por su padre, denunciado por la madre y
liberado por el juez, regresó a su casa y mató a su hija. Todo
da para pensar también en la violencia de género.
—Te cuento otra de horror:
“Un niño de 8 años, en Mar del Plata, fue violado con acceso
carnal, luego le ataron las manos y fue arrojado vivo desde lo
alto de una cantera. Murió. Hay un detenido.”
—También está el caso de esas dos mujeres, madre e hija
que fueron asesinadas a pocos metros de donde dormía su hijo,
al que se supone sospechoso.
—Y así hay más y más… pero son terribles de pensar,
con Nora Dalmasso todos nos ratoneamos, la imaginamos de atrás,
de adelante, con vaselina, sin vaselina, en fin, una orgía de
la imaginación, hasta me la imagino en la morgue, y otra vez
los hombres hurgando sus orificios, contando los espermatozoides
uno por uno, pobre mujer. Nos abre las puertas de su barrio
cerrado, de su casa, de su intimidad y hasta de su cuerpo, y
vemos entonces “Amas de casa desesperadas”, “Las viudas de
los jueves”, el caso de María Marta García Belsunce y
bueno... el tema de los countries está de moda y el tema de los
amantes y las infidelidades existe desde que el mundo es mundo.
—Los casos que nombré antes no dan para ningún ratón, al
contrario, nos espantan, son difíciles de digerir, nos
enfrentan a lo más siniestro del ser humano. Se trata de niños/as,
bebés, es mucho más difícil de comprender, mucho más difícil
conversar anestésicamente, tranquilas mientras nos tomamos un
café, que el caso de Nora Dalmasso. Lo de Norita, lo podemos
integrar con más facilidad, es más fácil identificarnos
porque es más vulgar, lo podemos banalizar, trivializar. Nadie
sufre demasiado. Conocemos y sabemos más, de qué estamos
hablando.
-Con la muerte de criaturas, como las que comentamos antes,
no se puede jugar, ¿qué chiste vas a hacer?¿de qué te vas a
reír? Si nos cuesta entender la naturaleza humana.
—Volviendo a Ibsen, mirá qué actual que es, él escribe
“El enemigo del pueblo” en 1800 y pico: el protagonista
denuncia la contaminación de las aguas termales, principal
fuente de ingresos del pueblo, esta revelación afecta muchísimo
a la gente del pueblo y a su supervivencia, esta gente
irracionalmente se levanta en su contra. ¿no te suena parecido
a Gualeguaychú y el conflicto con el Uruguay?
—Moraleja, vale la pena volver a los clásicos, que por
algo son clásicos.
—Los personajes de Ibsen son casi siempre seres sin salida,
inmersos en situaciones dramáticas, pero sin embargo, Ibsen no
los exime de la responsabilidad de lo que cada uno decide y hace
con su vida. Esto vale para la Nora de Río Cuarto, ella elige
un estilo de vida que le parecía adecuado y divertido, además
parece que no midió las consecuencias.
- ¡Qué lastima, no? ¡ Vivió y murió desperdiciando su
vida, empañó para siempre la vida de sus hijos que no olvidarán
este final de su madre, final sin arrepentimiento.
Pero ¡ojito! Nosotras/os desperdiciamos mucho la felicidad que
nos es dada y que logramos, nuestra felicidad digo, (son
momentos tan breves) y encima somos capaces de arruinarle la
felicidad a los otros. Por eso lo de Nora Dalmasso engancha, en
algo nos identificamos.
—Ojalá aprendamos algo de todo esto, ojalá nos sirva para
aprender la realidad, la vida, para cuestionar nuestra
omnipotencia, para sensibilizarnos con las otras siniestras
noticias también, para crecer y madurar como seres humanos,
ojalá nos sirva para crecer.
—Ojalá aprendamos a no trivializar el mal, a desarrollar
nuestra responsabilidad y darnos cuenta que las cosas no pasan
azarosamente.
—Cuando nos atrevemos a transgredir y nos liberamos del
pensamiento convencional, tradicional cargado de prejuicios y
clichés, nos enfrentamos a un dilema profundo e intransferible:
“Ser o no Ser.” Este dilema es ineludible si apostamos por
nuestra autenticidad. Enfrentarlo no es fácil, pero no
enfrentarlo puede llegar a ser trágico. Muchas veces es evitado
porque exige soledad e interrogación con nosotros mismos.
—Así es, se trata de la reivindicación de nuestro
verdadero ser.
— ¿Sabés qué podríamos leer este verano, si nos
interesan tanto las mujeres con amantes?
Podríamos leer Anna Karenina de Tolstoi, Madame Bovary de
Flaubert, El amante de Lady Chatterley y Mujeres apasionadas de
D. H. Lawrence, y muchísimos otros...
-¿Qué es lo importante de todo esto que dijimos?
-El compromiso con la verdad.
(*)Es psicóloga clínica especializada en Psicoterapias
de adultos y adolescentes en encuadres individuales y grupales;
diseño de terapias vinculares, de pareja y familia; y
coordinación de talleres vivenciales y de reflexión.