Opinión
Un homenaje al fin del virtuosismo femenino
Por
Liliana Mizrahi (*)
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Esta es una fecha que celebran los grupos femeninos en todo
el mundo, se conmemora también en las Naciones Unidas y es
feriado nacional en muchos países. Se trata de una tradición
de no menos de 90 años de lucha en pro de la igualdad, la
justicia, la paz y el desarrollo. Es un día político en
homenaje a todas las mujeres, pero en especial, a aquellas
mujeres comunes que fueron artífices de la historia.
En la antigua Grecia, Lisístrata comenzó un huelga sexual
contra los hombres como un modo de rechazar y poner fin a la
guerra. No es mala idea. En la Revolución Francesa, las mujeres
marcharon hacia Versalles exigían el sufragio femenino. En
1857
murieron 147 obreras textiles, que se habían declarado en
huelga para denunciar y reclamar mejoras en las condiciones de
trabajo y las atacaron con bombas incendiarias. En su mayoría
eran jovencitas inmigrantes judías de 14 a 20 años.
En
1917
las mujeres rusas eligieron esta fecha para declarar una huelga
de hambre en demanda de paz y pan. Cuatro días después el Zar
abdicó, y se concedió a las mujeres el derecho de voto.
Y muchos ejemplos más...
Este día es una fecha política apta para reflexionar sobre
los avances conseguidos, exigir cambios, celebrar actos de
valor, revisar lo que aún nos queda por conquistar, re/unirnos
y tomar decisiones políticas.
Las mujeres representamos la mitad de la población
mundial y un tercio de la fuerza de trabajo, sólo recibimos una
décima parte de los ingresos mundiales, y nos pertenece menos
del 1% de la propiedad privada del mundo. Y también somos
responsables de los 2/3 del total de las horas de trabajo. Creo
que tenemos mucho por conquistar todavía y estamos en camino.
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Sería útil enumerar algunas de las problemáticas femeninas
que aún hoy subsisten.
Son problemas internacionales, porque lo que les sucede a las
mujeres del mundo, nos concierne a todas las mujeres:
*En el tema reproducción: exigimos la libertad
de decidir los embarazos y contar con una
infraestructura técnico-científica segura y decente que
posibilite la libre elección de las maternidades.
*la igualdad económica: igual paga por
trabajos iguales o comparables.
*Poner fin a las violaciones, abusos
sexuales, maltrato y acoso sexual de menores, agresiones
sexuales en el trabajo, en la calle o en otros lugares.
*El derecho humano de libertad para la elección
sexual.
*El derecho a una protección de la salud
apropiada.
*El derecho a acceder a centros de cuidados de niños
subvencionados por el estado.
*El derecho a terminar con la intolerancia
sustentada en la nacionalidad, el origen étnico, en las
capacidades físicas, en el color de la piel, en la elección
sexual, en la edad, en las posibilidades económicas, en el
aspecto físico, etc...
*El derecho a liberarse del desprecio a la mujer que está
implícito en la pornografía, en religiones
organizadas o en costumbres locales.
Otros temas son más dramáticos y se agregan a las
prioridades internacionales:
*La esclavitud: literalmente la apropiación
de una mujer y/o un niño para la ejecución de tareas manuales.
*El floreciente trafico de mujeres para
someterlas a esclavitud sexual.
*La muerte como criminal legado de la viudez,
en India, ante lo cual las mujeres hindúes
se han rebelado.
*Los crímenes de honor, en los cuales se
considera legal que un hombre mate a su mujer por desobedecerle,
sin ser castigado. Las mujeres latinoamericanas han realizado
denuncias, demostraciones y protestas.
*La mutilación genital, la clitoridectomía,
la infibulación que se practica en el continente africano, en
Europa y en América. Las mujeres árabes se han levantado
expresando su repulsa y su denuncia al mundo entero. Es muy
bueno saberlo.
*La proliferación de campos de refugiados,
en todo el mundo, en su mayoría integrados por mujeres y niños.
*El derecho a la alfabetización, las
mujeres somos el 58% de los analfabetos del mundo.
*El derecho a poder acceder al conocimiento y la educación.
Por suerte, las mujeres estamos cada vez más acostumbradas a
levantar la voz para denunciar, protestar o testimoniar, en ese
audaz atrevimiento de ser mujeres contemporáneas, en vez de
adecuarnos a esa imagen de Mujer (con mayúscula), idealizada y
establecida por la cultura patriarcal. Esa Mujer virtuosa, que
con una mirada perdida y vacía, contempla la cuna, o la cocina,
o el nuevo lavarropas o las tumbas que vamos dejando atrás.
Nosotras somos más de la mitad de la humanidad, desde hace unos
años marchamos, cada vez más juntas y más confiadas, vamos
logrando conquistas que nuestras abuelas, algunas ni se atrevían
a soñar.
Este trabajo está dedicado a mis abuelas Lea y
Regina, analfabetas, que lucharon y nos dejaron un buen ejemplo
de vida.
(*)Es psicóloga clínica especializada en Psicoterapias
de adultos y adolescentes en encuadres individuales y grupales;
diseño de terapias vinculares, de pareja y familia; y
coordinación de talleres vivenciales y de reflexión.
Marzo 2007